arteterapia, inanna, poesía
No basta con decidir abrirte. Debes hundirte los dedos en el ombligo, con las dos manos agrietarte, derramar los lagartos y los sapos las orquídeas y los girasoles, virar al revés el laberinto. Sacudirlo. Sin embargo, no te vacías del todo. Quizás una flema verde se...